Roberto González, jefe del Departamento de Educación Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, reflexiona sobre la importancia de los humedales como espacios clave en la educación ambiental y su rol en empoderar a las comunidades frente a la crisis climática.
En un mundo cada vez más afectado por la crisis climática, la educación ambiental es vista como una herramienta indispensable para generar conciencia y acción. Roberto González, jefe del Departamento de Educación Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente, analiza el potencial de los humedales para transformar la relación entre la sociedad y la naturaleza. En esta entrevista, aborda cómo estos ecosistemas pueden ser espacios educativos, de conexión emocional y de acción comunitaria para enfrentar los desafíos ambientales actuales.
¿Por qué es importante la educación ambiental en el contexto de los desafíos que enfrenta Chile hoy?
Creo que la educación debe responder a la época en que vivimos, y hoy estamos inmersos en una historia marcada por un fuerte componente socioambiental. Nuestras acciones y decisiones afectan la calidad de vida, el territorio y el planeta. La educación ambiental es clave porque integra el conocimiento científico con la acción comunitaria, ayudando a generar conciencia y empoderar a las personas para enfrentar esta crisis global.
Además, no es solo una herramienta técnica, sino también una opción política y valórica. La educación ambiental debe fortalecer el sentido de comunidad y promover el cuidado del territorio como una tarea compartida.
¿Qué rol juegan los humedales en la educación ambiental?
Los humedales tienen un enorme potencial educativo porque generan un vínculo afectivo con las comunidades que viven cerca de ellos. Son espacios donde las personas pueden relajarse, aprender y conectarse con la naturaleza. Esto los convierte en escenarios ideales para fomentar valores como el cuidado, el respeto y la responsabilidad.
En el Departamento de Educación Ambiental, hemos observado que cuando ofrecemos cursos relacionados con humedales, la respuesta es increíblemente positiva, a diferencia de lo que ocurre con otras temáticas. La cercanía física y emocional que tienen los humedales con las personas facilita la reflexión y el aprendizaje. Además, permiten abordar problemas ambientales desde una perspectiva integral, porque son ecosistemas complejos donde se manifiestan tanto los desafíos como las soluciones.
¿Cuáles son las metas del Departamento de Educación Ambiental en relación a los humedales?
Nuestra meta principal es seguir empoderando a las comunidades para que lideren el cuidado y protección de estos ecosistemas. Con apoyo del Proyecto GEF Humedales Costeros hemos desarrollado materiales educativos y cursos de alta calidad, y queremos asegurarnos de que se mantengan vivos, se repliquen y se difundan ampliamente.
Además, buscamos integrar la educación ambiental en distintos niveles de la sociedad, desde escuelas hasta organizaciones comunitarias. Los humedales no solo son un tema ambiental, sino también una herramienta para fortalecer el tejido social y construir una ciudadanía comprometida.
¿Qué desafíos enfrenta la educación ambiental en Chile?
El principal desafío es la falta de recursos y compromiso político. Aunque hay avances, la inversión en educación ambiental es insuficiente para atender a toda la población que lo necesita. También enfrentamos el reto de transversalizar estos esfuerzos en todos los niveles educativos y comunitarios.
Necesitamos una mirada más sistémica que incluya no solo la capacitación formal, sino también experiencias al aire libre que reconecten a las personas con la naturaleza. Esto es especialmente importante en un contexto de aislamiento y problemas de salud mental, donde los espacios naturales pueden ser sanadores.
¿Qué lecciones pueden extraerse del Proyecto GEF Humedales Costeros?
Este proyecto ha demostrado que es posible generar cambios significativos a través de la intervención comunitaria en los humedales. Cada piloto del proyecto ha sido un ejemplo de cómo las comunidades pueden tomar control de sus territorios y liderar procesos de conservación.
Los humedales son espacios replicables en términos de gestión ambiental y como modelos educativos. Estas experiencias muestran que, cuando una comunidad se involucra, no solo se protegen los ecosistemas, sino que también se fortalece el sentido de pertenencia y la ética ambiental”.
Para Roberto González, los humedales no solo son escenarios de conservación, sino también espacios de aprendizaje y conexión. “Son aulas vivas donde podemos reconstruir el vínculo perdido entre la sociedad y la naturaleza”, afirma. Su integración en la educación ambiental es fundamental para enfrentar los desafíos globales desde una perspectiva local, empoderando a las comunidades y construyendo un futuro más sostenible.