Una investigación realizada en el marco del Proyecto GEF Humedales Costeros del Ministerio del Medio Ambiente, analizó la cantidad de carbono sedimentario presente en cinco humedales del país y proyectó cuánto sería liberado en caso de degradación. Así, de perderse el 35% de estos ecosistemas, resultarían emisiones de más de 2 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
Los ecosistemas costeros, particularmente pastos marinos, marismas y manglares, son denominados “ecosistemas carbono azul”, dada su extraordinaria capacidad de almacenamiento y captura de carbono, hasta 50 veces más rápida que los bosques terrestres, reteniendo el carbono en sus suelos durante escalas de tiempo milenarias. Es así como estos ecosistemas contribuyen a la reducción de las concentraciones de dióxido de carbono atmosférico, el principal impulsor del calentamiento global.
Ante la importancia de los ecosistemas de carbono azul y la falta de información de sus contribuciones climáticas en Chile, el Proyecto GEF Humedales Costeros evaluó las reservas de carbono orgánico sedimentario en cinco humedales costeros del país.
“Los humedales costeros juegan un rol relevante ante el contexto de cambio climático, en programas de compensación de carbono y en iniciativas de mitigación climática basadas en la naturaleza. Por este motivo, la información del estudio es muy importante para guiar la priorización de los esfuerzos de conservación y restauración de estos vitales ecosistemas”, señala Sebastián Jofré, jefe del Departamento de Ecosistemas Acuáticos del Ministerio del Medio Ambiente, y director del Proyecto GEF Humedales Costeros.
El estudio “Humedales costeros como sumideros de carbono azul” tuvo como principal objetivo evaluar las reservas de carbono orgánico en las marismas de los humedales de la desembocadura del río Elqui (región de Coquimbo), humedal de Mantagua (región de Valparaíso), laguna de Cáhuil (región de O’Higgins), humedal Rocuant- Andalién (región del Biobío) y humedales del río Queule (región de La Araucanía). La investigación estuvo a cargo de Rocío Araya, de Blue Carbon Lab, Deakin University; y David Messuto de Nicho consultores, quienes además estimaron las emisiones de carbono asociadas a las pérdidas de superficie de estos cinco humedales.
Principales resultados
Los sitios muestreados corresponden a los cinco humedales costeros en donde el Proyecto GEF desarrolla experiencias piloto. Entre los principales hallazgos, se encuentra que estos ecosistemas tienen una reserva de carbono orgánico promedio de 90,2 toneladas por hectárea.
“Observamos que los ecosistemas hacia el sur van presentando mayor cantidad de carbono. De las cinco áreas de estudio, los humedales de Queule, en el Biobío, y Rocuant-Andalién, en La Araucanía, representan importantes reservorios de carbono azul”, señala Rocío Araya.
Según los datos entregados, a nivel de superficie, el humedal de Queule registró la mayor reserva total, con casi 2 millones de toneladas de carbono orgánico. En este humedal el suelo de Bosque Pitranto contribuyó con el 88% de la reserva total de carbono del humedal. En tanto, la pérdida de hábitat del humedal de Queule representa la mayor fuente de liberación a la atmósfera del carbono orgánico almacenado en los suelos. “Si logramos reducir de un 35% a solo un 5% la degradación de la superficie total de este humedal, se mitigarían 1.9 millones de toneladas de CO2”, explica Rocío Araya.
Mitigadores de emisiones
El estudio también arrojó que la potencial pérdida del 5% y el 35% de la superficie total de los cinco humedales, estimada en 12.574 hectáreas, resultaría en emisiones de entre 99.620 y 2.324.463 toneladas de CO2 equivalente, respectivamente. Ver informe.
“Estos datos son sumamente relevantes como línea base de los tremendos beneficios de una regulación climática y la potencial mitigación de emisiones asociadas a la degradación de estos ecosistemas”, indica la investigadora. Así también lo señala la coordinadora nacional del Proyecto GEF Humedales Costeros, Claudia Silva: “Al proteger humedales, no solo estamos conservando estos ecosistemas por su valor ecológico y la gran biodiversidad que albergan, si no que además, entre los múltiples servicios ecosistémicos que entregan, sabemos que contribuyen a mitigar el cambio climático, dada esta gran capacidad de captura y almacenamiento de carbono”.
Los ecosistemas de carbono azul cubren menos del 0,5% de la superficie marina mundial, pero captan carbono a una tasa anual 2 a 4 veces mayor que la de los bosques tropicales maduros, y almacenan entre 3 y 5 veces más carbono por unidad de área, según indica el informe. Asimismo, representan más del 50% del total de carbono contenido en sedimentos oceánicos, y en un año secuestran una cantidad de carbono equivalente a casi la mitad de las emisiones generadas por el transporte a escala mundial. “Son unos grandes aliados a la hora de capturar ese carbono que se está liberando, evitando que se vaya a la atmósfera”, finaliza Sebastián Jofré.
Descarga el reporte del estudio en el sitio web del Proyecto GEF Humedales Costeros.