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Ganadores concurso de cuentos «Fiu y sus amigos»

20/11/2023

Estos son los ganadores del concurso de micro cuentos:

Cuentos ganadores por categoría 

Categoría juvenil  

Primer lugar: “Tordo” 

Autora: Constanza Campos  

Comuna de residencia: Maipú 

Edad: 16 años 

El tordo, con su plumaje moteado, despertó en la penumbra del bosque. Sus alas desplegadas atraparon los primeros rayos del amanecer y su canto llenó el aire fresco. Era un narrador silencioso de historias antiguas, sus trinos relataban la danza de las estaciones. Durante el día, buscaba tesoros escondidos bajo hojas y entre las ramas, compartiendo secretos con la naturaleza. Al caer la tarde, su canción se suavizaba, tejiendo sueños en los corazones de los que lo escuchaban. El tordo, un poeta sin palabras, recordaba a todos que la belleza se encuentra en los detalles más simples de la vida. 

 

Segundo lugar: “El viaje de Fiu”.  

Autor: Arturo Agustín Silva 

Comuna de residencia: Hualañé 

Edad: 12 años 

Fiu deseaba visitar los humedales de Chile, y soñaba con conocer los cisnes de cuello negro. “En la laguna de Tilicura encontrarás cisnes”, le dijo su madre, y partió volando y agitando su plumaje de siete colores. En ese camino encontró muchos pajaritos como garzas, cuervos y hasta flamencos. Pero no eran los que él quería conocer, hasta que llegó a Tilicura. Ahí se maravilló con lo hermoso del lugar, le encantó el pajonal, y su diversidad de flora y fauna. Y de tanta exaltación no se había dado cuenta que estaba rodeado de hermosos cisnes. 

 

Tercer lugar: “El ying yang acuático” 

Autora: Omilen Pino Rivera 

Comuna de residencia: Melipilla 

Edad: 16 años 

Era un cálido día de diciembre y el humedal Biobío se encontraba muy tranquilo hasta que, a la distancia, se empezaron a escuchar repetidos graznidos. Eran los cisnes que regresaban de su largo viaje, ¡y esta vez traían nuevos integrantes! Todo iba bien hasta que dos mamás armaron un escándalo. Habían perdido de vista a sus polluelos. Todos los cisnes empezaron a hacer alboroto y, por la desesperación, se agruparon formando un círculo, quedando los cisnes blancos con los blancos y los negros con los negros. Sin embargo, justo en el centro de cada grupo, se podía observar un punto de color diferente. ¡Eran los polluelos perdidos! 

  

Categoría adultos:   

Primer lugar: “Desafío emplumado” 

Autora: Catalina Ignacia Zamora 

Comuna de residencia: Colina 

Edad: 19 años 

Como todas las mañanas antes de salir a volar, Fiu, de tan solo 11 centímetros, se aseguraba de que el viento estuviera a su favor. Frente a la mirada atónita de las demás aves expectantes, inflaba su pecho y emitía orgulloso su canto. Salto, salto, vuelo y atrapo, eran sus pasos para conseguir su comida en el humedal. Atrapaba moscas, bayas o semillas, otras veces tenía que seguir intentando. Concretado su acto, descansó meciéndose en un junco. Los jueces, Coipo y Garza Cuca, deliberaron. Finalmente, la Tagua comenzó a cantar: “¡Medalla de oro para el sietecolores!”. 

 

Segundo lugar: “El Pilpi Resiliente” 

Autora: Jhennifer Toledo  

Comuna de residencia: Constitución 

Edad: 27 años  

Soy Pilpilen, pero puedes llamarme Pilpi. Vivo en humedales costeros, acá la cosa está peluda, entre perros y vehículos que pasan por mi casa. Me la paso corre que vuela escapando de acá para allá, quedan pocos lugares seguros para anidar. Si no fuera porque me gusta mucho la comida de estos lados, me hubiese ido para el interior hace rato. Somos varios acá en el barrio, están los gaviotines, los chorlos, los rayadores, convivimos bien todos aquí, comida no nos falta, ni atardeceres bonitos tampoco. Entre todos nos apañamos y avisamos cuando hay peligro: grita uno y gritamos todos. 

  

Tercer lugar: “Familia” 

Autora: Alejandra Tapia 

Comuna de residencia: Macul 

Edad: 40 años 

Todos estaban preocupados en el pantano: Tachuris, pajarito sietecolores, había perdido un color. Ranitas, insectos y peces intentaban animarlo; pero sin el amarillo de su pecho, no podría reproducirse. En lo alto una bandada sobrevolaba el humedal: eran Gaviotas de Franklin. Se acercaron. Como ellas volaban muy alto, se dirigieron al sol y trajeron el color para él. Tachuris quedó muy agradecido, y se dio cuenta como la familia no sólo la conforman quienes viven  a su lado, sino también aquellos que pasan, que vienen desde lugares distantes, pero dejan una huella imborrable en la vida de otros. 

 

Mención honrosa juvenil

Título: El brujo de Cartagena 

Autor: Ignacio Arenas 

Comuna de residencia: Santiago de Chile 

Solo un débil rayo de luz lunar lo delata, su refugio está entre las totoras, el solitario, en la silenciosa noche, pocos ruidos hay, se le relaciona con la brujería. ¡¿Y cómo no!? Su negra túnica, aspecto encorvado y presencia fantasmal, y por sobre todo sus penetrantes ojos rojos, mi presencia lo incomoda, lo sé, y lentamente va entrando en lo profundo del humedal de Cartagena, para encontrarse nuevamente con la soledad. Dicen que se llama Huairavo. 

 

Mención honrosa adulto 

Título: Los colores del cielo 

Autor: María Luisa Gumucio 

Comuna de residencia: Santiago de Chile 

 Rosita viene de la misa de difuntos. Va tomada de la mano de su madre, aunque preferiría ir en upita. La niña camina muy lento y mira al suelo. Entonces, ve una pequeña ave de corto pico delgado y opaco color gris. Se mueve sin cesar entre los juncos de la laguna.  

-Pajarito -le dice tristísima-. ¿Podrías ir al cielo y llevarle un beso a mi papá?  

La avecita se compadece y vuela, vuela, vuela, tan alto, que atraviesa un arcoiris. Al volver, viene teñida para siempre con todos los colores del cielo. La niña la ve y sonríe, consolada.